Pocos son los hombres que saben la existencia de los orbes,
poderosas armas creadas por los dioses
terminantemente prohibidas para cualquier mortal.

Sin embargo, el aparente equilibrio pactado
entre las divinidades se ve amenazado cuando
vuelve a despertar el ser que fue más poderoso que los dioses.

En un mundo donde han regresado los
tribales rituales de sangre, los dioses se ahogan en su propia sed de poder y
los hombres se dejan engañar por sus propias mentiras,
la muerte resurge como única forma de salvación…

La última Era de los Elementales comienza
esta noche, en la que una joven amnésica despierta de un sueño olvidado para
adentrarse en otro repleto de horrores.

Maldecida por su codicia olvidada, el
lenguaje de la magia parece volverse en su contra.

Sólo los ecos de su pasado
conocen su sino; pero únicamente ella decidirá si lo alcanzará a través del
camino de la sabiduría y la fuerza… o de
la envidia y la demencia.


Ecos del pasado I: La danza del fuego

jueves, 3 de marzo de 2016

Ojos negros


¡Nuevo capítulo de la novela fantástica Ecos del pasado parte I: La danza del fuego!


Poco a poco la historia va tomando forma, y con ello nueva información sobre Lon'thara y el mundo de Ecos del pasado, concerniente a los Elementales —los dioses— y algo de la cultura sobre la ciudad. 
Y atentos, pues aquí introduzco un elemento que más tarde tendrá una repercusión de mucho peso en la historia...

¡Disfrutad de la lectura!


«Sus ojos negros te atrapaban incluso sin necesidad 
de que expresara nada en ellos. 
Como a una mariposa presa en la tela de araña, 
su  mirada te atraía irremediablemente
hasta el inevitable desenlace fatal».








2. La furia de un dios (10º parte)


Claire jamás se imaginó que el local de Dultas tuviera tantas maravillas; era cierto que no le había dado muchos detalles al respecto, pero eran tantas las cosas misteriosas expuestas en la tienda que no sabía dónde mirar. 
  — ¿Te gusta alguna cosa?
  Se sobresaltó ante la pregunta, pues estaba tan absorta que se le había olvidado que Dultas estaba justo al lado de ella.
  —Es… increíble —dijo admirativa—. ¿De dónde has sacado todo esto?
  — ¿Reconoces algún artículo? Al ser amnésica, la verdad es que no sé qué deberías saber o no…
  —Esto… me resulta familiar. 
  Señalaba una esfera con piedras de tonos anaranjados engastadas en la anilla que la rodeaba. El objeto era de un color azul grisáceo, como las losas del suelo. 
  — ¿Eso? Es una especie de huevo hecho de piedra. No se puede abrir, pero parece hueco. Aunque las piedrecitas que conforman el aro a su alrededor tiene cierto valor. 
  —Oh. ¿Entonces es una simple esfera? ¿Cómo una pelota? ¿No hace… nada en especial?
  —Nada salvo decorar. —Dultas le sonrió afectuosamente. Le recordaba a una chiquilla curiosa—. Cuando tengas dinero para pagarla, te la daré encantado.
  —Pero si no tengo dinero.
  —Ya lo tendrás algún día. Seguro que para entonces, seguirá aquí. Aunque yo que tú me daría prisa, siempre hay clientes interesados…
  Claire empezaba a comprender la naturaleza de Dultas. Puede que fuera un hombre simpático y a su manera amable, pero era un oportunista de primera. Bueno, al menos tenía madera para los negocios.
  —Bueno, Claire, esta es mi pequeña cueva de las maravillas. Tú trabajo hoy será muy sencillo: vas a quitar el polvo, limpiar y frotar las estanterías del ala izquierda y las del fondo. La derecha no quiero que la toques, tengo allí las piezas más antiguas y delicadas y no me haría ninguna gracia que estropearas o rompieses nada. De eso me encargo yo. Cuando termines de limpiar, quiero que des una vuelta por la avenida principal y atraigas clientes. Sobre todo los que anden cerca de la tienda de enfrente. Allí trabaja un hueso duro de roer, y tengo ciertas… cosas que resolver con él, así que empezaremos fastidiándole y robándole clientes. Se llama Odil, un completo idiota, y para tu desgracia un depravado y viciado de primer nivel así que ten cuidado con él, ¿entendido?
  — ¿Me pides que le provoque robándole clientes pero me dices que tenga cuidado? No sé si es...
  —Tranquila, si te molesta vienes aquí corriendo y yo te protegeré. ¿Así mejor?
  —Hmpf —rezongó pero en silencio. Era su primer día y no quería empezar mal. Si limpiaba muy despacio, a lo mejor con algo de suerte no le daba tiempo a salir a molestar a Odil—. Muy bien… 
  —Perfecto pues. ¡Manos a la obra!
  Mientras Claire intentaba ver la diferencia entre varios de los instrumentos de limpieza que le había dado, Dultas la observaba en silencio. Era de complexión normal y alta, con cierta musculatura en los brazos y los muslos, como si fuera una habituada al ejercicio, pero ni de lejos le afectaba a su atractivo femenino, que resaltaba aún más con el vestido largo que rozaba las tablas de madera del suelo. Era color malva y de mangas largas. Otra prenda que le sentaba muy bien debido a sus buenas proporciones. Su melena era rizada y rubia como el trigo. En su conjunto formaba un torbellino que a su manera tenía su orden establecido. Sus ojos eran oscuros y no tenían nada de extraordinario en sí, pero su mirada en cierto modo hechizaba. No sabía muy bien cómo explicarlo, pero tenían algo extraño. En cuanto a su fragancia corporal, gracias a los dioses y para la mayor alegría del Dultas, era de lo más agradable.
  Aquella mañana al salir de casa, Dultas pudo percibir el olor que emanaba de su cuerpo; lo que la noche anterior olía a inmundicias y perro muerto, ahora era albaricoque y almendras, mezclado con el sudor femenino a causa de la caminata hasta la tienda. Aquel aroma resultaba atrayente. Había dejado aquel perfume de albaricoque en su cuarto adrede para que se lo echara, pues le encantaba como olía en una mujer. La proveniencia de las almendras era todo un misterio.
  La joven que se encontraba ante él no se parecía en nada a la que vio aparecer en su casa. La chica desamparada y sucia que no podía retener sus lágrimas resultaba ser alguien más maduro de lo que pensaba. Tal vez siempre había sido así, y lo de ayer fuera fruto de su pérdida de memoria y desorientación. Podría ser que, de haber sido él, hubiera reaccionado igual. En todo caso, ahora ella estaba limpiando su tienda frente al escaparate que daba a la calle, justo como él quería. Así todo el que pasara la vería, y las posibilidades de que entraran a curiosear aumentaban. Llevaba una buena racha en su curva de beneficios, y tenía la intención de seguir. Ah, aquel día iba a ser muy rentable, lo presentía. 
  —Claire… ¿tienes alguna pregunta que te gustaría hacerme?
  —No gracias, aunque no recuerde nada, mis manos saben cómo limpiar, o eso creo.
  Dultas reprimió una sonrisa. 
  —No… me refería a preguntas… más generales. Sobre el lugar donde te encuentras, nuestras costumbres, algún edificio de la ciudad… 
  — ¡Ah! Pues sí, tengo miles de preguntas.
  —Hoy te dejaré formular solo dos. —Le encantaba jugar a ese tipo de cosas. No podía evitarlo.
  —Ya veo… —A Claire ya no le sorprendían aquella clase de respuestas—. ¿Qué día es hoy?
  — ¿Esa es tu pregunta? Bravento, la tercera semana del otoño. Esperemos que los Elementales nos proporcionen lluvias abundantes, el año pasado algunos campesinos se quejaron de las escasas recolectas.
  — ¿Los Elementales?
  —Sí, así se llaman desde que están, que para nosotros es desde el inicio de los tiempos. Ahora estamos en la Quinta Era, para ser exactos.
  — ¿Quiénes son? ¿Y por qué Quinta?
  —Ey, haces demasiadas preguntas. Solo te diré que es la Quinta porque llevamos cinco mil años de civilización. En cuanto a qué es un Elemental… ya te explicaré con más detalle, pero otra vez será. Por ahora quédate con la idea de que… son entes superiores.
  — ¿Son peligrosos?
  —Siempre lo son chica, pero para nuestra suerte, no suelen serlo para nosotros. ¡Y ahora déjate de interrogatorios! ¡A trabajar!
  Claire no pudo reprimir un mohín manifestando su disgusto, pero ante la autoritaria mirada de Dultas, decidió que lo mejor sería elegir como adversario el polvo de las estanterías. Dultas sonrió satisfecho y justo en aquel momento entró el primer cliente.
  — ¡Bienvenido sea, caballero! ¿En qué puedo ayudarle? —Dultas no pudo evitar frotarse las manos.


5 comentarios :

  1. Hola: un capítulo fantástico que me atrapa. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas en relación con los libros. En este momento tengo un blog dedicado a los jóvenes y Educación que te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ . Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.

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    1. ¡Me alegra mucho saber que te gusta mi novela :) Pronto subiré el capítulo 2 entero para no tener que ir de entrada en entrada.

      Acabo de entrar en tu blog, y he de decir que tiene una función muy inteligente. Es importante que los adultos conozcan y comprendan mejor a los jóvenes y viceversa, y así poder tender puentes de comunicación.

      Te sigo en FB, y encantada de seguir en contacto, Marta.
      ¡Saludos desde Lon'thara!

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  2. Un capítulo muy cotidiano, has convertido algo tan simple como el trabajo de tendera en algo divertido (sobretodo para Dultas xD). Mis sospechas sobre Claire como elemental amnésica aumentan con cada cosa que sé de ella, por como la describes es como si todo en ella fuera perfecta, como si fuese creada para ser hermosa. En ese sentido me recuerda un poco a una vampiresa, perfecta, hermosa y al mismo tiempo letal. El punto fuerte de esta escena es el humor en la conversación entre Dultas y Claire, la curiosidad de la propia Claire y el refuerzo que le has dado al carácter mujeriego de Dultas (cuidado, Claire, Dultas está al acecho).

    Respecto a la corrección nada que decir, algunas tildes colocadas un poco antes y otras después, pero nada grave. Si acaso cambiaría admirativa por sorprendida, pero por lo demás todo bien. Una lectura en voz alta y todo arreglado :)

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    1. La verdad que Dultas lo tengo más fácil con él a la hora de describirle porque es calcado a un personaje que leí hace muchos años en un manga, aunque con el avance de la historia, voy dando mis retoques al darle su historia, claro.

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    2. ¿Otro personaje de manga? Pensé que Zífano/Sebastian sería el único xD Tengo interés por ver como evoluciona, pero sigo recalcando que Claire se ande con ojo, que Dultas se las sabe todas jaja

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