Pocos son los hombres que saben la existencia de los orbes,
poderosas armas creadas por los dioses
terminantemente prohibidas para cualquier mortal.

Sin embargo, el aparente equilibrio pactado
entre las divinidades se ve amenazado cuando
vuelve a despertar el ser que fue más poderoso que los dioses.

En un mundo donde han regresado los
tribales rituales de sangre, los dioses se ahogan en su propia sed de poder y
los hombres se dejan engañar por sus propias mentiras,
la muerte resurge como única forma de salvación…

La última Era de los Elementales comienza
esta noche, en la que una joven amnésica despierta de un sueño olvidado para
adentrarse en otro repleto de horrores.

Maldecida por su codicia olvidada, el
lenguaje de la magia parece volverse en su contra.

Sólo los ecos de su pasado
conocen su sino; pero únicamente ella decidirá si lo alcanzará a través del
camino de la sabiduría y la fuerza… o de
la envidia y la demencia.


Ecos del pasado I: La danza del fuego

lunes, 8 de febrero de 2016

El mayordomo se indigna

Cotilleo en la cocina


Tras tanto tiempo desaparecida, los sirvientes de la mansión se inquietan por la primogénita de los Vermonth...
  Seguimos con La danza del fuego,  no os lo perdáis.
A lo largo de la semana publicaré la continuación de esta novela fantástica, Ecos del Pasado.
  Aquí utilizo a un personaje con un acento un tanto «peculiar», y me gustaría que me dijerais qué opináis al respecto. 

¡Muchas gracias!

«En Zufir se habla fatal. 
Inapropiado para la tan elegante Lon'thara».






2. La furia de un dios (7º parte)


Al llegar, Muriel la cocinera se percató de que había vuelto con la bandeja llena.
  — ¿El señor no se encuentra bien?
  —Se ha ausentado, tiene asuntos a los que atender esta mañana.
  — ¡Ah! ¡Ceghuamente haya ido a fer ci ce zabe algo zobre zu hija! —Gronox acababa de llegar, y no pudo evitar meterse en la conversación. Era uno de los comerciantes que trabajaba en una de las naves comerciales del puerto de Lon’thara. Como solía comerciar en las rutas comerciales de los Vermonth, a veces iba a la mansión de la familia con su capitán para ciertos negocios que se llevaban entre manos. Zífano no soportaba aquel acento que tenía, proveniente de la ciudad de Zufir, al sur del Lon’thara. Le parecía muy primitivo. A penas sabía tenerse en pie a causa de la cojera que le afectaba a su pierna derecha, y a pesar de su chaqueta de lino despedía un olor a mar salada y pescado. Jamás le había visto sin su sombrero con plumas—. Ya he oído rumorez de que la princefita ce ha perdido, ¿no ez afí?
  Zífano no pudo evitar sentir cierta renuencia a conversar con aquel sujeto, pues no le resultaba buena compañía. Muriel era algo menos remilgada, y no le daba tanta importancia a aquellos detalles que, en realidad, eran algo absurdos.
  — ¿Y cómo sabes tú eso? ¿Quién te ha dicho a ti que nuestra señorita tiene problemas? —Muriel sentía gran aprecio por Silianna al ser la única mujer en la familia a parte de Vulsa, la esposa del cabeza de familia.
  —Yo efcutzo ciempre ceñora, toda info-ación puede cer útil.
  —Ains, hijo, ¡no se te entiende nada! De todas formas, a ti todo esto no te incumbe, así que vete con tu patrón.
  —Eftá bien, pero ento-ce uté no zabrá lo que yo cé —Gronox sonrió maliciosamente. Zífano sintió cierta curiosidad, y aunque no soportaba a aquel individuo, decidió intervenir con una ligera pero trabajada tos.
  — ¿Y qué información tiene usted que pudiera siquiera interesarnos a nosotros? La señorita se encuentra perfectamente, con lo que no veo que puede decirnos de más.
  —Yo cé, yo cé… ce rumorea que la princefita ce fue en mició cecreta, y de allí no volvió. Ícen que uno cin ve-güenza ce la han llevado paá dive-tice un rato, csi usté me entie-de…
  — ¡¿Dices que la han forzado?! ¡Pero qué horrores cuentas! La señorita jamás permitiría que nadie la tocase, ¡y aún menos unos maleantes! —Muriel estaba agitada. 
  —Querida, no seas tan crédula, este individuo no sabe lo que dice, ha oído malas lenguas y ahora viene a rompernos la cabeza con sus chismorreos. Ignóralo, no es más que un cuentista.
  — ¡Yo no zoy un mentirozo! Ez verdá que me gufta exa-erar, ¡pero yo cé que é verdá lo que cuento! ¡Váyafe al diablo con zu incinuacio-es! Me voy de aquí.
  Gronox se fue dando zancadas, con cierta teatralidad levantando la nariz mientras sus plumas se agitaban y sin mirar atrás con desaire.
  Zífano suspiró exasperado mientras se recolocaba el cuello de la camisa. Siempre había que estar elegante, daba igual dónde y ante quién, aunque en su caso era un gesto inconsciente.
  —Ay, Zífano, ¿tú qué crees? ¿Piensas que la señorita está en apuros? ¡Ya hace tres meses casi que se fue! Y nadie sabe nada de la unidad en la que fue. ¡No es normal!
  —De nada sirve alarmarse querida, todo tiene explicación. Se habrá alargado el asunto.
  —Hasta el señor, se le nota a la legua, está preocupado… ¡y sus hermanos! Los pobres no paran de preguntar por su regreso, ¡y nada! Yo te digo que algo raro pasa. 
  —Todo se arreglará, ya verás.
  —Pero mientras tanto…
  —Mientras tanto, nuestro deber es seguir con las labores encomendadas. Así que deja de llenarte la cabeza de pájaros, y haz lo que se te ha ordenado.
  — ¡Oh, Zífano! A veces eres un estirado.
  —Y tú una agonías. Si me permites, te dejo con tu tarea y yo me voy a las mías.
  Salió rápidamente para evitar que Muriel pudiera contestar, y anduvo a paso ligero hacia el jardín lateral izquierdo. Aunque él mismo sabía que efectivamente la situación de Silianna no parecía muy alentadora, prefirió distraerse con otras cosas, evitando preocupaciones. Su trabajo era servir a la familia, nada más.


3 comentarios :

  1. ¡Cómo no lo he visto antes! La prisionero bien podría ser Silianna, de hecho es muy probable que lo sea. Me ha parecido muy curioso el personaje Gronox, esa forma de hablar es un poco dolorosa a la vista pero queda bien, imita perfectamente el habla de alguien con una formación intelectual escasa o con una deformación en la boca. Lo más parecido que he visto a una alteración de habla en los diálogos han sido los szish de Memorias de Idhún, que alargaban las s a la hora de hablar; la manera de hablar que tenía Cosa en Alas negras, ya que es una criatura humanoide que apenas sabe hablar; y la forma de hablar de Marcus, personaje de Final Fantasy IX, que sustituía todo sonido parecido a la c por zeta y que omitía algunas letras y colocaba este símbolo '. No veo ningún motivo para que descartes a Gronox, es un personaje curioso pero sinceramente me cae mal, lo comparó mentalmente a una traicionera rata de agua dulce.

    Respecto a Muriel, la cocinera, no es un personaje que sobresalga demasiado. Simplemente sabes que está ahí y que habla, tal vez en un futuro podría tomar importancia si regresará Silianna (que espero que regrese).

    Lo único que corregiría yo sería esto: "Hasta el señor, se le nota a la legua, está preocupado…" y sería solo quitar las comas y poner un que delante de está.

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    1. Genial, me sirve de mucho conocer tu opinión al respecto, tenía dudas sobre lo del acento, pero con lo que me has dicho —además que aparece muy pocas veces este acento, no creo que llegue a perturbar mucho— lo más probable es que lo deje :)

      Muriel la verdad es que, efectivamente, ahí está de bulto.

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    2. Es normal que te preocupara, a veces las innovaciones son preocupaciones pero desde luego son necesarias :) Me alegro de haberte convencido, siempre es un placer ayudar :) Lo de Muriel se notaba a la legua, si acaso vuelve a aparecer será cuando regrese Silianna (al menos lo veo probable)

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