Pocos son los hombres que saben la existencia de los orbes,
poderosas armas creadas por los dioses
terminantemente prohibidas para cualquier mortal.

Sin embargo, el aparente equilibrio pactado
entre las divinidades se ve amenazado cuando
vuelve a despertar el ser que fue más poderoso que los dioses.

En un mundo donde han regresado los
tribales rituales de sangre, los dioses se ahogan en su propia sed de poder y
los hombres se dejan engañar por sus propias mentiras,
la muerte resurge como única forma de salvación…

La última Era de los Elementales comienza
esta noche, en la que una joven amnésica despierta de un sueño olvidado para
adentrarse en otro repleto de horrores.

Maldecida por su codicia olvidada, el
lenguaje de la magia parece volverse en su contra.

Sólo los ecos de su pasado
conocen su sino; pero únicamente ella decidirá si lo alcanzará a través del
camino de la sabiduría y la fuerza… o de
la envidia y la demencia.


Ecos del pasado I: La danza del fuego

viernes, 15 de abril de 2016

Los ecos de su pasado


Volvemos con Claire, quien va desengranando poco a poco la verdad.


¡Ya llegó el viernes! Y de nuevo llega una nueva entrega de Ecos del pasado. Si en el anterior teníamos a dos dioses confrontados, aquí volvemos con nuestra querida amnésica, Claire
¿Descubrirá al fin su pasado? ¿O todavía le queda mucho camino? 


Os dejo disfrutar con la continuación de Ecos del pasado!


«Estas voces... las oigo perfectamente, pero no logro comprenderlas. Solo sé que me desgarran el alma.»




 3. El amor de un hermano


(5º parte)


El sol se estaba ocultando tras las colinas, tiñendo en tonos sonrojados el cielo. No había ni una sola nube sobre la ciudad de Lon’thara, aunque las temperaturas habían descendido respecto a la semana anterior. El otoño se había asentado ya terminando con aquellos días que no se despedían aún del calor del verano. Pronto comenzarían también las primeras lluvias.
  Claire había terminado su primer día de trabajo bastante satisfecha consigo misma al haber conseguido unos cuantos nuevos clientes para Dultas, además de recuperar bastantes de los que se habían ido a la tienda de Odil, quien no reaccionó muy bien que se diga. Claire aprendía muy rápido, y ya había visto que cuando les sonreía a las personas, sobre todo a los hombres, obtenía con mayor facilidad lo que quería. Había tenido un buen profesor. Al volver a la tienda había visto a Dultas muy entretenido rodeado de cuatro mujeres y había decidido dar una vuelta para conocer mejor la ciudad.
  Le parecía mentira que solo hubieran pasado unos días desde que se había despertado sola en el bosque desamparada bajo la lluvia. Aún no recordaba nada, ninguna imagen o sonido, gesto o rostro conocido de su vida anterior. Durante su tiempo libre al mediodía había probado a cerrar los ojos y concentrarse muy fuerte, pero nada vino. Tampoco sabía muy bien por dónde empezar. 
  Paseando por las calles paralelas a la tienda, miraba con curiosidad las casitas de piedra construidas una junto a la otra, formando filas simétricas dándole un aspecto ordenado a la ciudad. La gran mayoría de los balcones de las viviendas tenían flores de colores chillones, alegres y llamativos. La gente hablaba con el tono alzado e iba de un lado a otro, corriendo a última hora de la tarde para comprar comida para la cena, o bien sentada en los bancos cotilleando sobre las últimas noticias; también había niños correteando y jugando, gatos que saltaban por los tejados… era una parte de la ciudad que respiraba vida. 
  Claire siguió bajando la avenida hasta llegar a unas calles cada vez más estrechas, sinuosas y oscuras. Las paredes parecían desgastadas, algunas puertas tenían agujeros a causa de las termitas o de los años que pasaban sin ser mantenidas. Nadie andaba por allí, no se oía ni un suspiro. De vez en cuando se encontraba con algún mendigo pidiendo un mendrugo de pan, o mujeres ligeras de ropa que apestaban a alcohol, riéndose vulgarmente y atrayendo a todo hombre que pasara. Claire observó que no tenían nada que ver con las mujeres que corrían detrás de Dultas, tan delicadas y educadas, perfumadas y maquilladas, finas y esbeltas. En un rincón no muy lejano había numerosos barriles apiñados uno encima del otro con algo de vino todavía goteando en el suelo para delicia de un par de perros. Más adelante vio un carro abandonado en medio de una placita con las ratas campando a sus anchas.
  Claire prefirió alejarse y se dirigió a la calle perpendicular, la cual se dividía en otras dos aún más estrechas y empinadas, formando zigzagueantes senderos sin ningún orden. Al rato se dio cuenta de que se había perdido. 
  « ¿Otra vez perdida en medio de ningún sitio? Parece mentira que no lo haga aposta.» Dio la vuelta intentando rememorar sus pasos, lo que en un principio no pareció ser complicado, pero hubo un cruce en el que se equivocó de dirección. 
  La nueva calle que había tomado se parecía a todas las demás, pero a la vez tenía algo diferente que no sabía muy bien cómo describir. Se podía respirar en el aire un aroma a hierbas. De repente empezó a darle vueltas la cabeza y se sintió mareada. Apoyó una mano en la sucia pared y esperó a que se le pasara. Sin embargo, empeoró; las manos le temblaban, sentía las palpitaciones precipitadas de su corazón bombeándole la sangre, y le entraron náuseas. Tenía que salir de allí, algo no iba bien; aquella sensación era la misma que sufrió la primera noche en la entrada de la casa de Dultas. 
  Y entonces oyó las voces de nuevo, cercanas y lejanas a la vez. Intentó levantar la mirada para ver quién le hablaba, pero se sentía incapaz. La cacofonía de voces pasó a ser la de solo una. Al principio fue como un murmullo quedo, pero la voz fue subiendo de tono paulatinamente, hasta que empezó a gritarle. Se tapó los oídos, sentía que le iba a explotar la cabeza. 
  — ¡Por favor, que alguien lo pare! ¡Que alguien lo haga callar!
  Como si fuera la cosa más ardua del mundo, empezó a andar arrastrando los pies hacia la salida de la calle. Aunque desde fuera parecía que se movía a cámara lenta ella sentía que era la carrera de su vida, se sentía horriblemente mal. Si el dolor no cesaba se desmayaría. Todo su cuerpo temblaba alerta en pleno estado de emergencia, apoyándose desesperadamente en la pared para no caer. Daba grandes bocanadas de aire para respirar y cada vez le costaba más mantenerse en pie. La voz seguía gritando, sin decir nada en concreto, solo profería sonidos de forma incoherente. Pero tampoco necesitaba entender las palabras, pues intuía su significado. Era un grito desgarrador, desolador. Claire ya no sabía si era tal vez ella quien gritaba de aquel modo. 
  Cuando pensó que ya no podría más, misteriosamente todo cesó: la voz, el dolor y la sensación de mareo; se habían esfumado. Necesitó varios minutos para reponerse del todo. Mientras tenía todo el cuerpo apoyado en la pared, su rostro blanco como el papel y las manos temblorosas, vio pasar a una mujer anciana mirándola con detenimiento. De repente tuvo la certeza de que la conocía, de que la había visto en alguna parte. 
  —Perdone, ¿usted me…?
  Antes de que pudiera terminar, la anciana se adentró en una de las callejuelas. 
  — ¡Espere! ¡Necesito hablar con usted!
  No sabía por qué pero sentía que debía seguirla, pero como apenas podía correr enseguida perdió su rastro. No sabía bien por qué, pero presentía que aquel dolor y las voces en la cabeza seguramente estarían relacionados con la extraña mujer. Tenía que encontrarla.






¿Quién es esa anciana? ¿Realmente tendrá alguna relación con Claire? Y las voces, ¿significarán algo? 

No te pierdas la continuación dEcos del pasado la próxima semana!




¡Un abrazo desde Lon'thara!

5 comentarios :

  1. Una vez más me has pillado con la guardia baja, por mucho que lo intente no averiguo por donde saldrás la próxima vez y eso me gusta. Después del conflicto desigual entre Drian y Duphina, no me esperaba ni por asomo que siguieras con la historia de Claire. Me ha surgido una pregunta, ¿será la anciana tal vez la famosa Viena? Si lo fuera, supongo que la anciana será un disfraz, no me imaginó a una diosa anciana xD

    Desde el punto de vista ortográfico, sólo me queda decir que te superas cada día más. Si acaso puedo decirte algo es que practiques lo que te comenté de leer en voz alta para ubicar las comas. He visto un par de sitios en que faltaría una coma, pero eso te lo dejo a tu juicio. Una buena escritora debe practicar el complicado arte de colocar las comas ;)

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    1. Bueno, lo de las comas es como dices, es a juicio del que escribe, luego según quien lo lee ve comas mejor en un sitio u otro, pero créeme si te digo que las he pensado todas, es cuestión de gustos ;)

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    2. Ah, y bueno, sobre quién es la anciana... no diré nada, aunque no vas mal encaminado jaja En todo caso se conocerá pronto a Vienna (en el capítulo 4)

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  2. ¡Holaa!
    Tienes nueva seguidora, veo que escribes una historia, así que no leeré esta entrada todavía jaja
    Voy a por la primera parte y ya te escribo :)
    UN besote!

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    1. ¡Genial! Estoy a la espera de tus comentarios, espero que te guste lo que escribo ^^
      ¡Un abrazo desde Lon'thara! :)

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